Los “ciberadictos” optan por el placer temporal en lugar de las relaciones íntimas y profundas.
Los enfermos cibernéticos entran en un círculo vicioso, ya que la pérdida de autoestima crece a medida que aumenta su adicción a Internet, lo que a su vez eleva su necesidad de escapar de la realidad y de refugiarse en la red.
Se considera que así como consumir drogas, fumar tabaco e
ingerir alcohol son adicciones, el pasar horas conectados a Internet también es
un problema adictivo.
Una persona que pasa horas al día frente a la computadora navegando por
Internet, enviando correos electrónicos, negociando acciones, chateando o
jugando puede considerarse un “ciberadicto” y, por tanto, necesita ayuda. Así
lo consideran especialistas como la psiquiatra Hilarie Cash, cuyo Servicio de
Adicción a Internet y Ordenadores, en la Universidad de Pensilvania, es
visitado por pacientes diagnosticados con el Trastorno Adictivo a Internet
(TAI). Cash ha identificado como síntomas del TAI la constante preocupación por
“estar conectado”, así como mentir acerca del tiempo que se pasa navegando por
Internet o sobre el tipo de contenido visto, además de aislamiento social,
dolor de espalda y aumento de peso. “Si el patrón de uso de Internet interfiere
con tu vida o tiene impacto en tus relaciones de trabajo, familiares y de
amistad, debes de tener un problema”, anota otra experta, Kimberly Young,
investigadora líder de las adicciones a Internet. Young es la fundadora del Centro para Adicciones en la Red, con sede en Bradford, Pensilvania, donde funcionan grupos de apoyo a las “ciberviudas”, esto es, las esposas de adictos a las relaciones amorosas, la pornografía o las apuestas vía Internet.
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